viernes, octubre 06, 2006
Hombre Lobo de Mike Ploog
Allá va el otro texto que escribí para la guía avilesina. Esta vez centrado en los números del Hombre Lobo que dibujó Mike Ploog...
Posiblemente, la serie más recordada de Mike Ploog en Marvel, junto al Motorista Fantasma, sea Werewolf by Night (Hombre Lobo de noche, literalmente, como si los hubiera diurnos; Hombre Lobo en España). A principios de los años 70, el Comics Code, el organismo de autocensura de la industria del cómic americano, suavizó las restricciones que habían estado prohibiendo que se publicaran cómics de terror. En la editorial Marvel, esto supuso que tras unos números de prueba con monstruos varios en las colecciones de la casa y debido a la necesidad de sacar cada vez más colecciones se planteara la edición de títulos dedicados a los monstruos más conocidos.
El Hombre Lobo fue, evidentemente, uno de ellos. El crear un licántropo joven fue una idea de Roy Thomas y de su primera mujer Jean muy influenciada por la película Yo fui un hombre lobo adolescente. El darle de nombre al protagonista Jack Russell fue un chiste ya que es una raza de perros. Russell es un joven que a los 18 años descubre que sufre una maldición familiar: cuando sale la luna llena se convierte en un hombre lobo por lo que tres noches al mes se convierte en una fiera peligrosa. Pronto su madre muere en un accidente provocado. El Hombre Lobo mata al chófer causante pero queda la duda de si el padrastro de Jack es el responsable de todo para quedarse con la fortuna familiar... De todas las ideas de los Thomas sólo Stan Lee, editor en jefe de Marvel, rechazó el título. I, Werewolf (Yo, Hombre Lobo) no le convenció... Tras tres números en Marvel Spotlight, el personaje ganó título propio.
Los guiones de Gerry Conway, un escritor rachado en esa época que se responsabilizó de darle forma a las ideas de los Thomas, eran novedosos. Russell vivía en Los Angeles, no en la sempiterna Nueva York marveliana. El Hombre Lobo mataba a sus enemigos y adversarios (lo que en esos años no era nada común). Había una frescura que aún hoy en día se mantiene.
Pero si algo hizo grande a la colección fue el trabajo de Mike Ploog. Este gran dibujante creó una atmósfera macabra como pocos podrían hacerlo y nos dejó uno de los mejores licántropos de la historia del cómic. Ploog dibujó al Hombre Lobo luchando contra una gorgona, contra vampiros y cazadores, brujos e hipnotizadores, permitiéndose algún guiño de vez en cuando a su maestro Will Eisner.
Poco a poco, y tal vez por el continuo baile de guionistas, Ploog dejó la colección un tanto cansado. Don Perlin le sustituyó y dibujó muchos más números que Ploog, pero pese a ello, el dibujante que viene a la cabeza cuando hablamos de este personaje terrorífico sigue siendo Mike Ploog.
En España estos comic-books fueron publicados, desordenados y masacrados por Vértice en su formato libro. Años más tarde, Forum editó varios de ellos en Clásicos del Terror, aunque se saltaron los Marvel Spotlight y el cierre de la colección nos privó de algunos de los mejores momentos.
Maremagnum de Ventura y Nieto
El siguiente texto fue escrito para la guía diaria que se regala en las Jornadas de Avilés. Son textos sobre los auotres invitados o algunas de sus obras más representativas. En mi caso elegí el Maremagnum de Ventura y Nieto y el Werewolf by Night de Mike Ploog y diversos guionistas. Allá va el primero...
La visita a Avilés de Enrique Ventura es una buena excusa para recordar Maremagnum, posiblemente la obra a color más importante de su carrera.
Maremagnum se publicó en la revista Trinca a principios de los años 70 (desde entonces se ha publicado en álbum dos veces, una en los 70 por Doncel, y otra en los 90 por Planeta). Ventura y Miguel Ángel Nieto, guionista, habían publicado antes en Trinca una serie de parodias en blanco y negro sobre temas diversos (recopiladas en los tomos ¡Es que van como locos!). Con Maremagnum se enfrentaban a un relato largo (44 páginas) a color, un cambio importante. La historia empìeza como un western. A la segunda página palma el protagonista, momento que aprovecha Ornelo para pedirse el puesto y viajar a una ciudad donde acabará involucrado en la carrera espacial entre Burgópolis y Villacity. El caos, el absurdo reinan en cada página. Ornelo puede quejarse en una viñeta de que hace quince páginas que no sale pese a ser el protagonista. Groucho se puede ir a jugar a la playa un par de páginas en una de las secuencias más tiernas de Maremagnum. Los gags se acumulan, gráficos, verbales, de situación, da igual. Flash Gordon, el Príncipe Valiente, John Wayne, los monstruos de la Universal, los protagonistas de la televisiva Misión Imposible o de French Connection pueden hacer cameos inesperados. Groucho Marx, John Lennon y Bertrand Russell pueden convertirse en personajes clave de la historia, no por casualidad ya que los autores abogan directamente por la paz y el humor frente a enfrentamientos futiles, la guerra y la estupidez.
Gráficamente, es un trabajo de lo más estimulante, pese a los más de treinta años transcurridos desde su creación. Es sorprendente lo ingeniosos que son algunos enlaces entre secuencias (una espuela que se transforma en el retrovisor de un coche, los focos de un escenario que pasan a ser los de un automóvil), el uso del collage o los juegos con los bocadillos (ocultos casi completamente por la niebla en una viñeta, parcialmente por los laterales de la viñeta en otros momentos).
Puede que Ventura y Nieto sean más recordados por sus obras cortas (el Grouñidos en el desierto, por ejemplo) pero con Maremagnum demostraron que podían enfrentarse a retos mayores y dejar el listón tan alto como siempre.
La visita a Avilés de Enrique Ventura es una buena excusa para recordar Maremagnum, posiblemente la obra a color más importante de su carrera.
Maremagnum se publicó en la revista Trinca a principios de los años 70 (desde entonces se ha publicado en álbum dos veces, una en los 70 por Doncel, y otra en los 90 por Planeta). Ventura y Miguel Ángel Nieto, guionista, habían publicado antes en Trinca una serie de parodias en blanco y negro sobre temas diversos (recopiladas en los tomos ¡Es que van como locos!). Con Maremagnum se enfrentaban a un relato largo (44 páginas) a color, un cambio importante. La historia empìeza como un western. A la segunda página palma el protagonista, momento que aprovecha Ornelo para pedirse el puesto y viajar a una ciudad donde acabará involucrado en la carrera espacial entre Burgópolis y Villacity. El caos, el absurdo reinan en cada página. Ornelo puede quejarse en una viñeta de que hace quince páginas que no sale pese a ser el protagonista. Groucho se puede ir a jugar a la playa un par de páginas en una de las secuencias más tiernas de Maremagnum. Los gags se acumulan, gráficos, verbales, de situación, da igual. Flash Gordon, el Príncipe Valiente, John Wayne, los monstruos de la Universal, los protagonistas de la televisiva Misión Imposible o de French Connection pueden hacer cameos inesperados. Groucho Marx, John Lennon y Bertrand Russell pueden convertirse en personajes clave de la historia, no por casualidad ya que los autores abogan directamente por la paz y el humor frente a enfrentamientos futiles, la guerra y la estupidez.
Gráficamente, es un trabajo de lo más estimulante, pese a los más de treinta años transcurridos desde su creación. Es sorprendente lo ingeniosos que son algunos enlaces entre secuencias (una espuela que se transforma en el retrovisor de un coche, los focos de un escenario que pasan a ser los de un automóvil), el uso del collage o los juegos con los bocadillos (ocultos casi completamente por la niebla en una viñeta, parcialmente por los laterales de la viñeta en otros momentos).
Puede que Ventura y Nieto sean más recordados por sus obras cortas (el Grouñidos en el desierto, por ejemplo) pero con Maremagnum demostraron que podían enfrentarse a retos mayores y dejar el listón tan alto como siempre.