sábado, junio 06, 2009

Originales: Altuna contra Mahé

En fin... Hablemos de tan cacareado tema del original de Horacio Altuna que estaba en poder de Bernard Mahé.
Altuna no vende originales. Ni los cambia ni nada. Me contó que una vez vio un original en Lucca que tenía un tipo que le gustaba mucho (¿Austin Briggs, tal vez?) y el tipo le dijo de hacer un cambio. Y dijo que no. Él es así.
Yo entiendo que encontrar a la venta un original que te desapareció ha de cabrear un montón. Y que el vendedor coja el original y se lo ponga detrás ha de quemar más. Me imagino que no debió de desaparecer en una expo. Si fuera así, al cobrar el seguro tengo entendido que ya no puede reclamarlo. Me imagino que debió de desaparecer en una editorial. Pero sin denuncia tras todo este tiempo me parece que le hubiera sido imposible demostrar que fue robado, sobre todo cuando el otro argumenta que se lo vendió Claude Moliterni que ahora está muerto... Es una situación complicada.
Casi todos los dibujantes venden sin dar ni un triste recibo. ¿Cómo demostrar que lo pagaste si al cabo de los años un dibujante te reclama un original que está en tu poder? ¿Cómo demostrar que es un regalo, ya que estamos?
En mi experiencia comprando originales, el que lo hacía de forma más clara y legal era Will Eisner con quien firmabas un contrato de compra-venta donde se indicaba que te vendía una pieza concreta (con reproducción incluida en el contrato), que no te vendía los derechos, que tenía derecho a pedírtelo si lo necesitaba para una exposición o similar, que le tenías que informar si lo vendías, etc... Si todo el mundo hiciera contratos así, no pasarían estas cosas. Pero hay muchos interesados, dibujantes, representantes y compradores, en que siga todo bastante opaco.
Altuna comentaba a posteriori que lo ideal sería tener una base de datos de las páginas de cada dibujante que están desaparecidas y por tanto de procedencia dudosa. Los coleccionistas seríamos los primeros interesados. No está mal la idea pero a ver quién lo hace...
Luego está el tema de los originales antiguos de procedencia muy discutible. Los autores no reclamaban generalmente los originales, no había coleccionismo ni se vendían, y muchas veces no tenían ellos mismos un especial interés en tener algo que les ocupaba un espacio en su casa o despacho. Las editoriales se los quedaban o los destruían. Las dos cosas vergonzosas. Las que circulan es complicado demostrar que tienen una procedencia clara. Pero si salen ahora a la luz y un autor afectado o sus herederos les reclama una pieza, lo único que se conseguirá es que se escondan todas las que pudiera haber en circunstancias parecidas. Y con eso perdemos todos, porque nadie prestará originales para una exposición, por ejemplo, ante la duda.
Y ya que estamos, ¿a qué espera B para devolver los centenares de originales que tiene a sus autores? Porque teóricamente si los reclaman se les devuelve pero conozco algún caso de gente que lo ha intentado y aún espera que respondan...

Reseña: Dimas de Andreu Martín y Sagar Fornies

Una de las novedades del Salón que más ansiosamente esperaba era Dimas dibujada por Sagar Fornies y escrita por Andreu Martín.
Martín escribió algunos de los cómics que más disfruté de Bruguera. Suyos son los guiones de algunos de los mejores episodios de Joyas Literarias Juveniles, de Mister Smog, de esa memorable joya que debería reeditarse llamada Centauro. Sus colaboraciones con El Jueves fueron igualmente dignas de recordar. Contactos , por ser donde surgió Mamen, es la más mencionada pero Sam Balluga, su parodia del género negro, o las historias presentadas por Buster Keaton sobre elementos del género de terror no por más desconocidas son menos interesantes. Luego, ya sabéis, novelas policiacas con un cierto éxito, paso al cine, a la televisión... Y adiós a los cómics.
Hasta ahora. No hace mucho estuve leyendo De tot cor (creo que no hay edición en castellano aún), una novela ambientada en el mundo del famoseo y de la prensa del corazón. La disfruté horrores, elementos clásicos pero con una trama inimaginable en otro lugar. La devoré en un fin de semana.
O sea, que había ido siguiendo los avances que hacía Sagar Fornies en su blog sobre Dimas con bastante interés.
Compré la obra nada más salir. Y vaya decepción.
El oficio en Martín es como el valor en la mili, se le supone. Escenas como la carrera de Dimas hacia su casa, que se mezcla con lo que sucede en su casa, o se imagina, son un ejemplo de narración.
Pero donde a mí me pierde como lector es en la trama a partir de un momento. Hay un punto de partida de toda la intriga tan excesivo, tan de imitador de Tarantino, que no me lo creo y me saca del cómic porque todo me parece ridículo e inverosímil. Eso hace que me mire las cosas desde fuera, reacio a lo que me explican. Por poner un ejemplo aunque hay varios más, PEQUEÑO SPOILER que una chica que la tienen retenida un año pasándolas canutas de repente se convierta en la novia de Kill Bill y se ponga a matar gente convertida en una superluchadora, no me ayuda. FIN DEL SPOILER
Afortunadamente, tenemos el trabajo de Sagar Fornies para aliviar la indignación ante tal absurdo. Bajo una portada tremendamente llamativa, Fornies, con un color que le acompaña francamente bien, da lecciones de cómo resolver escenas de acción, de expresividad de los personajes, de ambientes diversos. Si uno compara su trabajo con Bajo la piel, se le ve más suelto, con más confianza. Fornies anuncia Bajo la piel 2. Bien, lo leeré. Es un dibujante que vale la pena seguir.
Espero que Andreu Martín vuelva al cómic con más asiduidad. Hay poca gente con su nivel. Pero también espero que los resultados estén a la altura de lo que uno se espera de este escritor.