Altuna no vende originales. Ni los cambia ni nada. Me contó que una vez vio un original en Lucca que tenía un tipo que le gustaba mucho (¿Austin Briggs, tal vez?) y el tipo le dijo de hacer un cambio. Y dijo que no. Él es así.
Yo entiendo que encontrar a la venta un original que te desapareció ha de cabrear un montón. Y que el vendedor coja el original y se lo ponga detrás ha de quemar más. Me imagino que no debió de desaparecer en una expo. Si fuera así, al cobrar el seguro tengo entendido que ya no puede reclamarlo. Me imagino que debió de desaparecer en una editorial. Pero sin denuncia tras todo este tiempo me parece que le hubiera sido imposible demostrar que fue robado, sobre todo cuando el otro argumenta que se lo vendió Claude Moliterni que ahora está muerto... Es una situación complicada.
Casi todos los dibujantes venden sin dar ni un triste recibo. ¿Cómo demostrar que lo pagaste si al cabo de los años un dibujante te reclama un original que está en tu poder? ¿Cómo demostrar que es un regalo, ya que estamos?
En mi experiencia comprando originales, el que lo hacía de forma más clara y legal era Will Eisner con quien firmabas un contrato de compra-venta donde se indicaba que te vendía una pieza concreta (con reproducción incluida en el contrato), que no te vendía los derechos, que tenía derecho a pedírtelo si lo necesitaba para una exposición o similar, que le tenías que informar si lo vendías, etc... Si todo el mundo hiciera contratos así, no pasarían estas cosas. Pero hay muchos interesados, dibujantes, representantes y compradores, en que siga todo bastante opaco.
Altuna comentaba a posteriori que lo ideal sería tener una base de datos de las páginas de cada dibujante que están desaparecidas y por tanto de procedencia dudosa. Los coleccionistas seríamos los primeros interesados. No está mal la idea pero a ver quién lo hace...
Luego está el tema de los originales antiguos de procedencia muy discutible. Los autores no reclamaban generalmente los originales, no había coleccionismo ni se vendían, y muchas veces no tenían ellos mismos un especial interés en tener algo que les ocupaba un espacio en su casa o despacho. Las editoriales se los quedaban o los destruían. Las dos cosas vergonzosas. Las que circulan es complicado demostrar que tienen una procedencia clara. Pero si salen ahora a la luz y un autor afectado o sus herederos les reclama una pieza, lo único que se conseguirá es que se escondan todas las que pudiera haber en circunstancias parecidas. Y con eso perdemos todos, porque nadie prestará originales para una exposición, por ejemplo, ante la duda.
Y ya que estamos, ¿a qué espera B para devolver los centenares de originales que tiene a sus autores? Porque teóricamente si los reclaman se les devuelve pero conozco algún caso de gente que lo ha intentado y aún espera que respondan...