Si seguís mi otro blog veréis que lo tengo bastante parado.
El motivo es una súbita apatía que me vino hace unos meses respecto a todo lo que fuera cómic.
No me preguntéis por qué porque no lo sé. Creo que las redes sociales han
tenido mucho que ver. Demasiadas tonterías, demasiados trolls y demasiados
palmeros. Prefería ver cine y comentarlo en Letterboxd dodne, al menos por
ahora, uno puede disentir en opiniones sin que se monte la de San Quintín.
Así que no tenía muchas ganas de ir al Salón de Barcelona.
Pero sí que había un aliciente, el clásico: ver a los amigos. Algunos de ellos
de los de verdad, de los grandes.
También había otro: conocer a Elías García, quien a principios de
los años 80 realizaba, junto a otro periodista, un programa de radio llamado
Rock, Comics y otros rollos en Radio 3 y que era cita obligatoria si querías
estar al tanto de las últimas noticias. Cuando Spider-Man adoptó el traje negro
por las Secret Wars fue allí donde nos enteramos porque tenían corresponsales en
varias ciudades, como Nueva York. Cuando el Cairo 19 no salía fue allí que
supimos que la huelga de la imprenta había dejado el número “secuestrado” por
una llamada de Joan Navarro, el director de la revista. Contacté con Elías vía
Facebook por grupos comunes y luego de escribirnos y de hablar por
teléfono un día largo y tendido al fin nos hemos podido saludar cara a cara,
irnos a comer juntos y poder decirle lo importante que fue para mi educación
sentimental ese programa…
La distribución del Saló este año era diferente. Me gustó tener editoriales,
librerías y demás juntas. No me gustó que los fanzines o el “Artist’s Alley”, o
como lo quieran llamar estuvieran aparte, Me gustó que las expos estuvieran
juntas mayoritariamente. No me gustaron la mayoría de escenografías que hacían
que el parking pareciera aún más desangelado.
No fui a ninguna charla.
Tampoco a las Jornadas Comiqueras.
De las expos me quedo con la de Caniff, sin lugar a dudas.
Había piezas maravillosas, de esas que te dejan embobado mirándolas. La de TBO
y Blanco eran estupendas. La de Eisner estaba bien pero había muchas piezas que
ya estuvieron en la de Spirit de hace pocos años. La de los estudiantes de la
JOSO tenía piezas de autores muy prometedores. Quizás debería decir autoras,
porque cada vez que miraba el nombre de quién había hecho la obra, y sólo lo
miraba si me gustaba, era una mujer casi siempre. Si miré diez nombres, ocho
serían de mujeres.
¿Qué hice el resto del tiempo? Comprar tebeos antiguos y
modernos, pedir dibujos y hablar con gente.
De tebeos antiguos me pilé los álbumes de Tintin con lomo de
tela que me faltaban (no primeras ediciones pero sí en un buen estado para
tener 50 años), tebeos de Tarzan de Novaro con las historias de Joe Kubert (y
que pillé sobre todo por recuperar un cómic que tenía de chaval y por las
portadas pintadas copiando las originales de Kubert en plan López Espí en
Vértice), Olés de Mortadelo de B (ya sólo me falta uno), Hombres Enmascarados
de Vértice, Zagor de Burulan, algún álbum de Trinca, Glénat, Norma o Lumen que
buscaba, algunos cómics americanos antiguos y nuevos… Aunque la alegría fue
completar mi colección de Bill y Bolita que en Palma se distribuyó de pena en
su momento.
Pedí bastantes dibujos este año. Había una serie de autores que me interesaban
y por los que estaba dispuesto a pasarme un rato de pie, aunque la gran mayoría
eran autores más minoritarios y las colas eran asumibles sin problemas. Gracias a todos ellos y a los editores que supieron montarlo de forma más o menos
organizada. O sea, a todos menos a Norma, que vaya follón y vaya caos con tanta
gente, con colas para la derecha, colas para la izquierda y colas para coger
número… Recordaré algunas de las conversaciones que tuve con los autores
mientras iban dibujando como Maltaite, Joan Mundet, José Revilla, Pablo Velarde
o Rayco Pulido. Mis hijos mayores me pidieron que les trajera un cómic a mi
elección. Pero no iba a llevarles algo que puedo comprar en Palma. Así que
pensé en regalarles un cómic dedicado por el autor. Al mayor le llevé el Zombie
Life 1 de Igor porque tiene un sentido del humor muy similar al mío, al segundo
el primer integral de Solos porque está en la edad ideal y es un cómic adictivo
como pocos. La pequeña quería merchandising de Totoro y eso es lo que tuvo.
Pero me huelo que voy a tener que hacer más colas por ellos el año que viene
visto el éxito.
Y hablar con gente… Con algunos un saludo breve, con otros
una conversación más larga, con otros cafés o incluso horas con manteles de por
medio. A otros sólo los vi en medio de firmas y no hubo forma…
Pero ahora mismo recuerdo especialmente hablar con José
Muñoz de la expo de Caniff, de Sickles y de su precisión, y del sufrimiento del
artista y la relación con la calidad de la obra. O con Manel Fontdevila y de
sus posibles proyectos. O con Joan Navarro, una de las personas que debería
escribir sus memorias ya mismo. O con Albert Mestres, un tipo estupendo con
quien no había hablado nunca o casi nunca (nota a los demás stands: en Trilita
tenían una neverita para tener bebidas frescas sin tener que arruinarte en el
bar, lo que me pareció una gran idea). O con los amigos de Z o de Dolmen, en
comidas “oficiales” pantagruélicas. O con autores y amigos para hablar de los invitados o
expos del próximo Comic Nostrum. Aunque si hay alguien que me alegré de volver
a ver fue a Horacio Altuna que hacía unos cinco años que no iba por el salón y
que me estuvo contando en qué anda ahora, un western de 200 y pico páginas y
los quebraderos de cabeza que le está dando…
Lo de los premios… Bueno, yo hace años que no voto.
Demasiados nominados en mejor obra nacional y mejor obra extranjera. Seguro que
las editoriales están encantadas de tener más posibilidades de tener nominados pero
el hecho es que dudo mucho que alguien se haya leído todas las obras
nominadas. Antes yo lo hacía, pero ahora es un dineral y una inversión de
tiempo a los que no estoy dispuesto.
Ya era hora que ganara un cómic de superhéroes el de mejor
obra extranjera. Me alegro un montón por Hernández Walta.
Me agrada el premio a Jaime Martín. Me gustó su alegato
republicano.
Me pareció perfecto que ganara Martín Sauri el Gran Premio.
Raule se ha convertido en el gran creador de tendencias por proponerlo en redes
sociales como hizo hace dos años con Sánchez Abulí.
Lo del autor revelación a Javi Rey por su primera obra
publicada en España cuando tiene tres álbumes más en el mercado francés es un
poco extraño.
Pero lo que más comentarios provocó fue la intervención de
Conxita Herrero para denunciar la falta de mujeres nominadas. Podéis verlo aquí
ya que Herrero tiene un canal de Youtube.
¿Mi opinión? El mensaje era el correcto. Las formas y el
modo no. Fue demasiado largo, demasiado personalista (lo de ”A toda mi familia le
gustó muchísimo” es de vergüenza ajena), demasiado egocéntrico (¿por qué
Ficomic tiene que saber lo que pone un post suyo en Facebook?) y acusaba de
cosas a Ficomic de las que no tiene ninguna culpa. Es la gente que vota, o los
que no votamos, los que tenemos la culpa de que salga lo que salga. Somos nosotros
los que hemos de reflexionar, no el que monta las dos tandas de votaciones y
cuenta los votos. Si crees que el sistema es mejorable o injusto, propón algo
mejor. Yo no creo que la culpa sea del sistema, es de lo votantes, insisto. Ah,
y la lista de autoras, que entiendo que ella citó como posibles candidatas a “Autora
revelación”, la gran mayoría no serían elegibles, si no han cambiado las bases
en estos últimos años, ya que no tienen monográficos. Más lógico hubiera sido
protestar por la falta de nombres mucho más conocidos de autoras.
¿Qué creo que se debería haber hecho? No ir a reventar un
acto con las autoridades delante a título personal. Quien debería hacer algo es
la Asociación de Autoras de Cómic. Hacer un comunicado, divulgarlo con tiempo
en las redes sociales, escribir a Ficomic, pensar si es posible hacer algo para
que la presencia de mujeres no sea nula o casi nula en los premios, hacer
campaña por obras de autoras. O incluso, por qué no, reventar un acto con las autoridades
delante, pero como una organización, no de forma individual.
En fin, que escuché muchos comentarios sobre la intervención
en todos los sentidos y de todos los géneros. O sea, ni a todas las mujeres les
gustó ni a todos los hombres les pareció mal. Entiéndase como metáfora y como
hecho real. Seguro que tenéis vuestra opinión al respecto, pero si vais a
hablar de ello, igual éste no es el lugar adecuado. O yo no voy a ser demasiado
tolerante si os ponéis faltones, fundamentalistas o ridículos.
Bueno, al final he vuelto con exceso de equipaje por los
muchos cómics comprados, cosa que no me pasaba en años.
Y ya no me siento tan apático. Ayer hasta empecé a
releer “Makoki”…