Como últimamente sólo actualizo el otro blog, como me hace observar el amigo Ferran Velasco, hoy un texto algo largo...
A mí lo de Moulinsart y Tintin me da bastante rabia. Y no me refiero a esa absurda persecución de cualquier imagen colgada en un blog o el que las imágenes que aparezcan de Tintin en el último volumen de De los tebeos al manga sean fotos de álbumes... Ellos sabrán si les compensa tocar las narices a gente que divulga la obra de Hergé.
Me refiero a no continuar con el personaje.
Los personajes son un reducto industrial, más que artístico. Una forma más fácil de enganchar al público y mantener unas ventas. Las obras independientes no provocan una fidelización de los lectores. Que alguien se compre Arrugas no quiere decir que se vaya a comprar Las calles de arena, por ejemplo... Recuerdo cuando la revista Cimoc, en su etapa de Norma, se definía como La revista de las grandes series. Porque era así: estaban Hombre, El mercenario, Frank Cappa, Alvar Mayor... Era una revista muy diferente de las de Toutain que abogaba más por relatos cortos de ocho páginas sin protagonistas fijos. Incluso series como Historias de la taberna galáctica o Cuentos de un futuro imperfecto no dejaban de ser formas artificiales de enganchar varias historietas de ciencia ficción sin nada en común entre una y otra (a excepción de las dos historias de Clarke y Kubrick en la segunda).
Alguna vez he leído hablando de Tintin que con Spirou se debería de haber hecho lo mismo, cerrar la serie cuando la dejó Franquin. Lo que me parecería muy bien si no fuera porque Franquin no creó la serie ya que la heredó de Jijé y éste de Rob-Vel.
Vale, algunos autores no han sido nada del otro mundo. Pero la etapa de Tome-Janry y el Diario de un ingenuo de Émile Bravo me parecen grandes obras y uno puede esperar que en el futuro sigan apareciendo cómics de ese nivel o mayores incluso. Y, con alguna excepción, ha habido un nivel más que correcto. Igualmente, las nuevas historias de Blake y Mortimer han sido más que entretenidas. A veces mejores, a veces peores pero siempre con un nivel de lectura digno. Además, los autores se lo han pasado en grande, jugando con los grandes personajes de su infancia, planteándose juegos de estilo y todo eso. La editorial mantiene vivos a unos personajes que podrían ir cayendo en el olvido con los años, los creadores nuevos se divierten, los lectores tienen nuevo material de personajes que les gustan.
Con Tintin no hay nada. Sólo ediciones piratas.
Así se mantiene la visión del creador, dirán algunos. Ya, bueno. Puede que sea cierto en casos como Calvin y Hobbes, Mafalda o el Gato Fritz. Pero... ¿Tintin? ¡Pero si Hergé trabajaba con todo un equipo, por favor!
¿Qué les diría el Capitán Haddock, me pregunto?
1-¡Bien hecho, chicos! ¡La visión creativa ante todo!
2-¿Pero qué hacéis? ¿Sabéis lo que estamos dejando de ganar?
3-¡Beduínos del desierto! ¡Bachibazuks! ¡Ectoplastmas! ¡Bebe sin sed! ¡Ornitorrincos! ¡Antropófagos!...
¿Opiniones?
¿Ortinorrincos?
ResponderEliminarPerdón? ;)
ResponderEliminarPues la opinión más obvia: que no es Moulinsart quien no quiere continuar el personaje, sino Hergé el que lo escribió en su testamento.
ResponderEliminarO al menos eso he leído en libros y revistas, estaría bien leer el testamento de Hergé para estar seguros.
Lo que ponga el testamento sería curioso saberlo.
ResponderEliminarComo saber hasta que punto están obligados los herederos a seguirlo, claro. Si decidiesen pasar de todo, ¿qué pasaría? ¿Saldría Hergé de su tumba? ¿Perderían los derechos?
Por lo visto Bob de Moor contaba con que le dejaran terminar el Arte Alfa y se pilló un cabreo monumental cuando no pudo hacerlo. A Hergé cada vez lo veo más como a Walt Disney. Un nombre. Una firma sin más.
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