Leo que Juanjo Sarto ha muerto y me vienen muchas imágenes a
la cabeza.
Conocí primero al Juanjo personaje, el que salía en la serie
Contactos de El Jueves, por Andreu Martín y Mariel. Al cabo de un tiempo
descubrí que había alguien real tras ese personaje.
A la persona supongo que la vería en alguno de
los salónes del cómic de Barcelona pero la primera vez que hablé con él fue
para llevarle un par de artículos para Forum cuando él era redactor jefe. Roque
González me había animado a presentar algo y me dije que pidiera por él.
Escribí dos textos y me presenté en la redacción. Pedí por Juanjo y me pasaron
a un cuartucho repleto de tebeos a esperarlo. Al cabo de nada se presentó,
hablé con él, le dejé los textos para que se los mirara cuando pudiera y me
largué. Al cabo de unos días recibí una carta diciendo que le habían gustado y
los pasaba a los coordinadores para publicarlos. Tengo que buscar esa carta.
Al poco empecé a escribir para Zinco porque Sergio Pradera
había ocupado el puesto de Juanjo. Si él no se hubiera ido de allí, yo no
hubiera entrado en Zinco, no hubiera pasado luego a Planeta... A saber si
hubiera habido una revista Dolmen...
Hablé con Juanjo alguna vez más. En salones de Barcelona
donde coordinó alguna cosa en ediciones recientes, con Carles Santamaria de director. Mesas redondas, creo. Al
menos me alegra pensar que le agradecí en persona el que me hubiera ayudado en ese primer
paso profesional. Que quede aquí también constancia pública de mi agradecimiento.
Y la última imagen es la exposición de los irreverentes que
se vio en la Semana Negra en el 2007. Allí había colgados los originales de una
historia que les costó un juicio a Juanjo Sarto y Alfons López. Leedla si tenéis
ocasión.
1 comentario:
Juanjo era un profesional como nunca he conocido. Erudito en mil materias y con unas ganas inmensas de saber. Pero sobretodo, aún era mejor persona. De las que ya no hay. Era un verdadero placer estar a su lado y oírle contar miles de anécdotas o simplemente compartir impresiones sobre una película, música, literatura, cómic, un viaje o una horchata. Encontraré a faltar su compañía. Y sí, también le gustaba Belmondo, Diabolik, los Blues Brothers,... Era el amigo perfecto.
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