A los doce años un amigo del colegio que andaba enganchado a Agatha Christie me prestó un par de novelas de la escritora. El resultado es que acabé yo enganchado y nos íbamos prestando libros cada dos por tres. En 8º de EGB no lei, cómics aparte, nada más. Pero cuando llevaba leídos varias docenas abandoné a Agatha Christie. Era demasiado rancia. A la que salía un joven anarquista o similar o se acababa reformando por el amor de una buena chica o era el asesino. Un asco de revolucionarios, la verdad.
Pasé a la novela negra y si leía algo, ocasionalmente, de novela policiaca problema era algo de Ellery Queen o de algún autor clásico que no había tenido el gusto.
Recientemente pillé un buen montón de novelas de Agatha Christie de segunda mano. Lei hará un par de meses la primera en, buf, venticinco años, que se dice pronto. Era Sangre en la piscina, una novela de Poirot que Christie consideraba una de sus mejores obras aunque la pifió al meter a Poirot por allí (por eso, al adaptarla al teatro eliminó al detective belga de cabeza de huevo). No estaba mal. Nada sorprendente pero me provocó varias horas de diversión.
Por eso, me he leído estos días El caso de los anónimos, otra de las obras favoritas de Christie. Está protagonizada por Miss Marple pero para mí que lo hizo por motivos comerciales ya que la señora sólo sale en tres escenas del final, una de ellas para explicar los asesinatos. Oh, bueno. El libro va de alguien que se dedica a escribir anónimos llenos de maldad a diversas personas de un pueblo donde ha ido a recuperarse el narrador, un aviador accidentado. Cuando uno de los anónimos provoca un suicidio y, posteriormente, un asesinato, las cosas se ponen realmente feas. La resolución es bastante sorprendente porque la escritora nos ha estado dirigiendo y despistando con bastante habilidad, hay que reconocérselo. La pega es que es RANCIA como ella sola. Si hace unos días comentaba lo del gay de Scerbanenco no puedo evitar mencionar al personaje homosexual de esta novela. Si el asesino es una mujer, porque sólo una mujer se dedicaría a escribir este tipo de cartas (os juro que sueltan esto y se quedan tan anchos, a ver quién es el guapo que dice esto ahora), el Sr Pye es sospechoso porque es afeminado y vive frustrado en su anormalidad (tres cuartos de lo de antes, ni los del PP firmarían esto). Y como analicemos la relación entre señores y servicio, ridículamente servil, valga la redundancia, se os pondrían los pelos como escarpias.
Bueno, tras prostitutas milanesas y carcamales apolillados ingleses, el cuerpo me pide algo contundente. ¿Una novela de Parker de Westlake/Stark? ¿Algo de Mike Hammer? No sé, me lo pensaré...
¡Comics! ¡Cine! ¡Rock! ¡Novela negra! ¡Series de televisión! ¡Lo que me salga de las narices!
miércoles, octubre 05, 2005
El nuevo Kojak
Comenté hace algún tiempo lo de la nueva serie de Kojak, con Ving Rhames como Theo Kojak. Bueno, el lunes vi el episodio piloto en Calle 13.
La verdad es que se la primera parte se podía ver aunque no era nada del otro mundo (¿qué premisa hay realmente? ¿Un policía calvo que viste bien y come chupachups? ¿Otro remake? Gran bostezo). Una serie policiaca como hay miles que se aguanta por la presencia de Rhames y de un avejentado Chazz Palminteri. La cosa empieza con una buena presentación del protagonista a quien no vemos la cara hasta que llega a una sala de interrogatorios donde consigue una confesión de un tío que no quiere hablar ni a tiros, para acabar persiguiendo a un asesino en serie de prostitutas. Me vino a la cabeza en una escena cómo el público actual tiene más estómago que hace años (basta ver C.S.I. para comprobarlo) porque esas hojas de afeitar sangrientas y esas descripciones de las muertes hubiera sido impensable en los setenta. Como lo de tener a un protagonista negro. Y que está enrollado con una blanca. Latina, eso sí, no pongamos nerviosos a los WASP.
Kojak coge al criminal, claro. Y me doy cuenta de que queda aún media hora de programa. ¿Qué van a hacer? ¿Se va a escapar el psicópata? ¿Se librará gracias a un tecnicismo? No, nos presentan los motivos del malo, patético, digno de lástima pese a todo. Y a continuación nos descubren que uno de los asesinatos fue cometido por un imitador. No me lo esperaba y me divirtió el giro final, con un Kojak metido en dilemas morales, en si debe dejar libre a un asesino para que no salgan montones de otros criminales libres, en la validez de encubrir asesinatos...
Sé que a Warren Ellis le tocó las narices lo de ver a Kojak llorar al final. Estoy de acuerdo pero fue mucho peor lo de los niños que juegan con Kojak pintándole la calva. Vomitivo.
De todas formas, veré próximos episodios, si mantiene este nivel. Es entretenido y cualquier cosa con Ving Rhames tiene su gracia.
La verdad es que se la primera parte se podía ver aunque no era nada del otro mundo (¿qué premisa hay realmente? ¿Un policía calvo que viste bien y come chupachups? ¿Otro remake? Gran bostezo). Una serie policiaca como hay miles que se aguanta por la presencia de Rhames y de un avejentado Chazz Palminteri. La cosa empieza con una buena presentación del protagonista a quien no vemos la cara hasta que llega a una sala de interrogatorios donde consigue una confesión de un tío que no quiere hablar ni a tiros, para acabar persiguiendo a un asesino en serie de prostitutas. Me vino a la cabeza en una escena cómo el público actual tiene más estómago que hace años (basta ver C.S.I. para comprobarlo) porque esas hojas de afeitar sangrientas y esas descripciones de las muertes hubiera sido impensable en los setenta. Como lo de tener a un protagonista negro. Y que está enrollado con una blanca. Latina, eso sí, no pongamos nerviosos a los WASP.
Kojak coge al criminal, claro. Y me doy cuenta de que queda aún media hora de programa. ¿Qué van a hacer? ¿Se va a escapar el psicópata? ¿Se librará gracias a un tecnicismo? No, nos presentan los motivos del malo, patético, digno de lástima pese a todo. Y a continuación nos descubren que uno de los asesinatos fue cometido por un imitador. No me lo esperaba y me divirtió el giro final, con un Kojak metido en dilemas morales, en si debe dejar libre a un asesino para que no salgan montones de otros criminales libres, en la validez de encubrir asesinatos...
Sé que a Warren Ellis le tocó las narices lo de ver a Kojak llorar al final. Estoy de acuerdo pero fue mucho peor lo de los niños que juegan con Kojak pintándole la calva. Vomitivo.
De todas formas, veré próximos episodios, si mantiene este nivel. Es entretenido y cualquier cosa con Ving Rhames tiene su gracia.
En el espacio nadie puede oír tus aullidos
Ayer me estuve leyendo Full Moon Fever, una novela gráfica escrita por Joe Casey y Caleb Gerard y dibujada por Damian Couceiro. Me atrajo el tema en cuanto lo vi en el Previews: hombres lobo en la luna. Creo que se ha hecho algo antes sobre este asunto, algún clásico de la ciencia-ficción pero no recuerdo cuál (no soy un gran fan de este género). Lo que sí me gustan son los hombres lobo, la verdad.
No soy muy admirador de Joe Casey, nunca me ha llegado a emocionar lo más mínimo. Es correcto pero poco más. Y a veces ni eso. Este tomo no me ha hecho cambiar de opinión.
Y es que esta obra huele a la legua a intento de venderlo al cine (de hecho, a Casey se le escapa en un texto final que un director de cine leyó el guión de cómic), más que a un intento de hacer un buen cómic por sí mismo. Esto se muestra por ejemplo en el excesivo paralelismo con Alien. ¿Habéis visto la película, verdad? Pues eso: monstruo que se los va cargando uno a uno, desconcierto de los supervivientes, discusiones entre ellos por pasta en algún momento, un superviviente que se mete en una nave de salvamento y se encuentra una desagradable sorpresa, blablablá... Además, el origen de los licántropos es tremendamente ridículo (¿Para qué se molestan en darle una explicación científica si no va a ser verosímil?), por no mencionar la sorpresa final que ni es sorpresa ni es nada si has visto cuatro películas clásicas del tema.
En fin.
Lo mejor, tal vez, es el detalle de que la exploración científica está patrocinada por grandes corporaciones que se dedican a poner sus productos en la base lunar, por lo que pueden verse en el comedor una máquina de Coca-Cola y un dispensador de McDonald. Es una lástima que esta idea no se explote más. Al menos a los posibles productores de una posible película les iría de fábula para lo del product endorsement...
Del dibujo, mejor no hablar. El tal Couceiro dibuja unos hombres lobo muy a lo Mignola y son lo más presentable. El resto es tremendamente amateur, muy fanzinero. Bien narrado, eso sí, pero poco más. Me refuerza la impresión de que lo que querían era un cómic para poder mostrar a productoras antes que otra cosa...
En fin, a ver si hay más suerte la próxima vez que me lea alguna cosa rara...
No soy muy admirador de Joe Casey, nunca me ha llegado a emocionar lo más mínimo. Es correcto pero poco más. Y a veces ni eso. Este tomo no me ha hecho cambiar de opinión.
Y es que esta obra huele a la legua a intento de venderlo al cine (de hecho, a Casey se le escapa en un texto final que un director de cine leyó el guión de cómic), más que a un intento de hacer un buen cómic por sí mismo. Esto se muestra por ejemplo en el excesivo paralelismo con Alien. ¿Habéis visto la película, verdad? Pues eso: monstruo que se los va cargando uno a uno, desconcierto de los supervivientes, discusiones entre ellos por pasta en algún momento, un superviviente que se mete en una nave de salvamento y se encuentra una desagradable sorpresa, blablablá... Además, el origen de los licántropos es tremendamente ridículo (¿Para qué se molestan en darle una explicación científica si no va a ser verosímil?), por no mencionar la sorpresa final que ni es sorpresa ni es nada si has visto cuatro películas clásicas del tema.
En fin.
Lo mejor, tal vez, es el detalle de que la exploración científica está patrocinada por grandes corporaciones que se dedican a poner sus productos en la base lunar, por lo que pueden verse en el comedor una máquina de Coca-Cola y un dispensador de McDonald. Es una lástima que esta idea no se explote más. Al menos a los posibles productores de una posible película les iría de fábula para lo del product endorsement...
Del dibujo, mejor no hablar. El tal Couceiro dibuja unos hombres lobo muy a lo Mignola y son lo más presentable. El resto es tremendamente amateur, muy fanzinero. Bien narrado, eso sí, pero poco más. Me refuerza la impresión de que lo que querían era un cómic para poder mostrar a productoras antes que otra cosa...
En fin, a ver si hay más suerte la próxima vez que me lea alguna cosa rara...
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