¡Comics! ¡Cine! ¡Rock! ¡Novela negra! ¡Series de televisión! ¡Lo que me salga de las narices!
martes, enero 09, 2007
Paco Díaz y los Titanes
Paco Díaz, dibujante y amigo, me ha mandado varios dibujos que ha hecho últimamente, incluyendo bocetos para un futuro trabajo para los USA. Pero como de momento no se puede decir nada, tendréis que conformaros con esta viñeta página que ha hecho para la colección de los Titanes, con la nueva formación gritando el clásico Titans Together! ¡Conformaros con esto de momento, que en cuanto pueda os cuento las novedades!
Reseña de libros: Un tipo implacable de Elmore Leonard
Si sois habituales de este blog, tal vez sepáis ya de mi pasión por el autor de novela negra Elmore Leonard. Hace unos meses compré una de sus últimas novelas, Un tipo implacable, editada por Alianza, tras años en que Ediciones B había ido publicando sus obras de una forma un tanto anárquica, mezclando novedades, saltándose otras y reeditando algunas obras antiguas.
Un tipo implacable narra el enfrentamiento entre dos hombres muy parecidos en su origen, ya que ambos son hijos de millonarios petroleros, y muy diferentes en el fondo ya que uno ha entrado a formar parte de los defensores de la ley y el otro aspira a ser el enemigo público número 1; y también en el carácter, tranquilo y frío el primero, caótico y explosivo el segundo. Ambos comparten otro detalle: su pasión por la notoriedad. A Carl Webster, el ayudante del sheriff, el encanta ser el protagonista de artículos donde narrán cómo se cargó a tal o cuál delincuente. A Jack Belmont, el criminal, le mueve su deseo de ser más importante que Dillinger o Pretty Boy.
Leonard es un autor complicado de traducir, sobre todo en los títulos de sus libros, con juegos de palabras y dobles sentidos. El título español parece que vamos a leer a Spillane o algo así. El título original The Hot Kid juega con la idea del carácter incendiario, hotblooded, del criminal pero también en las ansías de protagonismo de ambos, de ser los protagonistas de los títulares de los periódicos. Oh, bueno...
Lo más sorprendente de esta novela es que Leonard se descuelga con una ambientación nada habitual: la ley seca, los años 30, los gangsters. Eso sí, un lector de Leonard se encontrará con todo lo que uno espera de él: grandes diálogos, personajes princiaples y secundarios perfectamente retratados, sorprendentes golpes de efecto. Incluso para los habituales a Leonard, éste nos devuelve un arquetipo que ha usado con anterioridad: el polícía hispano. Carl, Carlos, Webster sigue el camino de otros protagonistas (los de Fulgor de muerte o Ciudad Salvaje, por ejemplo). De todas formas, por su actitud, no podía evitar pensar en el Clint Eastwood de La jungla humana...
Como curiosidad, Leonard muchas veces usa nombres de gente real que puja para ello en subastas benéficas. En una de ellas, una mujer pagó 17.000 dólares para que saliera el nombre de su hijo, Anthony Antonnelli, que acababa de morir a los 18 en un accidente de coche. Como se había dejado una pasta por la tontería y el nombre le gustó, Antonnelli ha acabado siendo uno de los personajes principales del libro, el periodista que se va encontrando a los dos protagonistas.
Tras esta novela Leonard tenía que escribir un serial para una revista con el mismo protagonista diez años después, en plena segunda guerra mundial y ambientado en los campos de prisioneros alemanes. A ver si lo editan pronto por aquí que quiero ver cómo le fue la vida a Carl Webster y a los que le rodean...
Un tipo implacable narra el enfrentamiento entre dos hombres muy parecidos en su origen, ya que ambos son hijos de millonarios petroleros, y muy diferentes en el fondo ya que uno ha entrado a formar parte de los defensores de la ley y el otro aspira a ser el enemigo público número 1; y también en el carácter, tranquilo y frío el primero, caótico y explosivo el segundo. Ambos comparten otro detalle: su pasión por la notoriedad. A Carl Webster, el ayudante del sheriff, el encanta ser el protagonista de artículos donde narrán cómo se cargó a tal o cuál delincuente. A Jack Belmont, el criminal, le mueve su deseo de ser más importante que Dillinger o Pretty Boy.
Leonard es un autor complicado de traducir, sobre todo en los títulos de sus libros, con juegos de palabras y dobles sentidos. El título español parece que vamos a leer a Spillane o algo así. El título original The Hot Kid juega con la idea del carácter incendiario, hotblooded, del criminal pero también en las ansías de protagonismo de ambos, de ser los protagonistas de los títulares de los periódicos. Oh, bueno...
Lo más sorprendente de esta novela es que Leonard se descuelga con una ambientación nada habitual: la ley seca, los años 30, los gangsters. Eso sí, un lector de Leonard se encontrará con todo lo que uno espera de él: grandes diálogos, personajes princiaples y secundarios perfectamente retratados, sorprendentes golpes de efecto. Incluso para los habituales a Leonard, éste nos devuelve un arquetipo que ha usado con anterioridad: el polícía hispano. Carl, Carlos, Webster sigue el camino de otros protagonistas (los de Fulgor de muerte o Ciudad Salvaje, por ejemplo). De todas formas, por su actitud, no podía evitar pensar en el Clint Eastwood de La jungla humana...
Como curiosidad, Leonard muchas veces usa nombres de gente real que puja para ello en subastas benéficas. En una de ellas, una mujer pagó 17.000 dólares para que saliera el nombre de su hijo, Anthony Antonnelli, que acababa de morir a los 18 en un accidente de coche. Como se había dejado una pasta por la tontería y el nombre le gustó, Antonnelli ha acabado siendo uno de los personajes principales del libro, el periodista que se va encontrando a los dos protagonistas.
Tras esta novela Leonard tenía que escribir un serial para una revista con el mismo protagonista diez años después, en plena segunda guerra mundial y ambientado en los campos de prisioneros alemanes. A ver si lo editan pronto por aquí que quiero ver cómo le fue la vida a Carl Webster y a los que le rodean...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)