En 1997
el programa de Pepe Navarro Esta noche cruzamos el Mississippi tenía una noche de
invitada a la actriz Ruth Gabriel, entonces conocida por el relativamente reciente estreno de
la interesante película Días contados. Cuando entraba en el plató, en directo,
tuvo una espectacular caída. Nervios, sangre, traslados urgentes, conexiones
con la enfermería, gritos.
Al
final todo fue un montaje, mentiras disfrazadas de verdad, morbo con una pobre excusa.
Telebasura.
¿Os
acordáis de cuando el primer Gran Hermano se nos vendía como un experimento
sociológico por Mercedes Milá? Yo sí.
Ahora,
Jordi Évole nos ha colado un falso documental. Brillante como tal, todo sea
dicho y pese a ser un plagio de un documental que no conocía pero que intentaré
ver cuando pueda, por la colaboración de tanta gente conocida corroborando un
plan para montar el 23-F. Sólo eché a faltar la escena de Volver a empezar en
que Antonio Ferrandis recibe una llamada del Rey felicitándolo. Al final, la
idea de Operación Palace era demostrar lo fácil que es engañar al público.
Oh,
gracias, no lo sabíamos, menos mal que estás aquí para iluminarnos. Por favor. ¿En
serio alguien se traga eso? ¿Alguien no lo sabía? Cualquiera que compre El Jueves
habrá podido ver que desde hace años hay una sección sobre noticias en medios
donde el mismo hecho se cuenta de formas radicalmente distintas. Si uno está atento
a las redes habrá visto portadas de periódicos cubriendo noticias como
manifestaciones con fotos que según lo que le interese a los directores
muestran impresionantes aglomeraciones o grandes huecos entre gente con cara de
aburridos. Lo único que yo vi ayer era una desesperada búsqueda de la
audiencia, un vale todo, algo así como lo de Ruth Gabriel de más arriba.
Lo
que hizo Évole me pareció gratuito. Sí, la campaña previa creó una gran expectación
y consiguió tener una audiencia brutal. Pero creo que su credibilidad ha
quedado tocada, de momento al menos para una buena parte de la audiencia. Si
ahora se presentase con algo importante, tipo Bush le prometió a Aznar que si
metía a España en la guerra de Irak le caería un dinerito del petróleo, ¿le
creería alguien? ¿Cuántos cambiarían de canal pensando que ya está éste otra
vez? ¿Cuántos esperarían un rótulo al final explicando que es todo una farsa?
Y por
otro lado me parece que en el fondo hay un tremendo conservadurismo tras todo
esto, muy peligroso y deseoso de ridiculizar todas las teorías conspiranoicas.
Vale, muchas veces son tonterías o mentiras interesadas. Pero tratándose del
23-F, donde hay documentos aún secretos, donde el papel del Rey ha sido muy
cuestionado en algunas versiones, hacer eso parece como si dijera Creed sólo la
versión oficial, todo lo demás son paparruchas.¡Que os lo creéis todo, hombre!
No
suelo ver la televisión. No es que me sienta más “elevado intelectualmente”,
como me decía alguien en Facebook. Me satura la publicidad, las
contraprogramaciones, la desesperada búsqueda de espectadores a cualquier
precio. El televisor lo uso casi exclusivamente para mirar DVDs. Ayer, cansado
al cuarto de hora del aburridísimo debate posterior a Operación Palace, apagué
la tele. Lo que vi ayer no ha hecho que cambiase de opinión sobre darle más
utilidad al electrodoméstico.
Más
interesante, aunque posiblemente igual de inútil (y estas líneas no son una
excepción, claro), ha sido el revuelo en redes y medios informativos y donde el
público está claramente dividido. Machado y las dos Españas: la derecha y la izquierda,
la rural y la ciudadana, el Barça y el Madrid, todo eso. Ahora tenemos otra
división en la que no nos vamos a poner de acuerdo.