Habréis visto que he desaparecido en combate bastantes días. Nada, uno de mis hijos que no tuvo mejor idea que clavarse un cristal en la planta del pie sin darse cuenta de ello. Esto dio pie, valga el chiste malo, a una infección de caballo que lo ha tenido una semana ingresado y a su madre y mí durmiendo en una butaca diseñada por Torquemada.
Pero ahora ya está bien. Así que me voy a hacer las maletas corriendo que me voy esta tarde a Avilés, las mejores jornadas de todas las que conozco.
Ya os cuento cómo ha ido la semana que viene...