Y acabo esta serie de cuatro originales con la que más me ha emocionado: una página de Los Lobos de San Augusto de Mike Mignola, la primera historia que escribió de Hellboy en solitario y posiblemente una de las mejores que haya hecho nunca.
Buscaba un buen ejemplo del Hellboy de Mignola pero siempre se me escapaban los que me gustaban. Y un día me entero a través de un conocido entintador y coleccionista de que otro coleccionista vendía esta página al mejor postor. Mi oferta fue la primera y aunque hubo alguna superior, no era por mucho y el vendedor prefirió dármela a mí por haber sido más rápido.
Y empezaron los problemas. Pago con Visa y resulta que el Acta de Libertades de Bush diseñada para evitar blanqueos de capitales impide que él cobre el dinero si yo no lo confirmo. Evidentemente, lo hago pero eso lleva semanas.
Luego el tío se va de vacaciones y los que tenían que mandar el paquete no se atreven por lo que pueda pasar con el paquete.
El tío vuelve y me lo manda. Y cuando llega, tengo que mover de nuevo papeleo y emplear un agente de aduanas.
Argh, ha sido agónico pero cada vez que veo esta página con Kate Corrigan, el lobo gigante con la cara medio destrozada y esas dos viñetas con Hellboy repartiendo estopa a golpe de cruz se me cae la baba. Qué bueno que es Mignola...
Y mañana... ¡Vacaciones de blog!
O no...