
Hace poco miré un par de películas de terror de Vincent Price que no había visto: El abominable Dr Phibes (había visto la secuela pero la original siempre se me había escapado) y Casa de locos. Tengo debilidad por las películas de terror de Price desde que ví de chaval en Sábado Cine Los crímenes del museo de cera (que ahora ha salido en DVD, por cierto, aprovechando el estreno de Casa de cera, acompañada de la versión de Michael Curtiz como extra). Price era algo sobreactuado pero para sus personajes estrafalarios, desmedidos, caóticos, amantes de lo teatral y del exceso era idóneo.
Phibes fue uno de sus mayores éxitos. Un doctor que decide matar a los médicos que no pudieron salvar a su esposa (una Caroline Munro que sólo sale en foto) siguiendo las maldiciones del Éxodo. Muertes tremebundas, psicotronía a raudales, una ayudante muy guapa que nunca se sabe de dónde viene y por qué ayuda a Phibes... Una juerga. Adoro el cartel. Compré el póster no hace mucho porque esa parodia de Love Story (amor significa no tener que decir nunca lo siento se convierte en amor significa no tener que decir nunca que eres feo) ha de ser reconocida como uno de los carteles cinematográficos más divertidos.
Casa de locos tiene como co-protagonista a Peter Cushing, otro actor por el que siento debilidad. Cushing, por cierto, debería haber hecho el papel que interpretó Joseph Cotten en Phibes. La trama gira acerca de un actor que hacía películas de terror (el maquillaje que usaba en esas películas era formidable) y cuya mujer murió de forma salvaje en una fiesta de Hollywood. Más muertes se suceden años después cuando el actor vuelve a interpretar a su personaje del Doctor Terror... Ninguna gran sorpresa pero se deja ver.
Aparte de la ya mencionada Los crímenes del museo de cera, donde interpretaba uno de sus personajes más memorables, otra de sus grandes películas es Matar o no matar, éste es el problema (Theatre of Blood, en el original). Aquí es un actor shakesperiano que, con los inevitables ayudantes, se dedica a vengarse de los críticos que lo han puesto a parir durante años. Para ello, se inspira en los crímenes más sangrientos de la obra de Shakespeare. La recuerdo bastante gore. A uno le hace comerse a sus caniches a lo Tito Andrónico, duelos sobre camas elásticas, eso de que en El mercader de Venecia no haya ningún muerto es una birria, vamos a cambiarlo... Dicen que Price la consideraba su mejor película. No extraña, tenía gancho. Tengo que pillarla en DVD y ver cómo se conserva...