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jueves, marzo 09, 2006

En el pantano nadie puede oír tus gritos

Ayer pude ver Man-Thing, por fin. Una curiosidad, sin duda. Ya que soy desde niño uno de los pocos interesados por este personaje y considero que algunos de los números escritos por Steve Gerber son de lo mejor que publicó Marvel en los años 70.
Man-Thing, el Hombre-Cosa, nació en el primer número de Savage Tales, el primer magazine en blanco y negro de Marvel destinado a un público adulto. O más adulto. Allí se narró cómo Ted Sallis, intentando redescubrir el suero del supersoldado que dio vida al Capitán América, era traicionado por su mujer y acababa ardiendo en el pantano para renacer convertido en el Hombre-Cosa, un ser sin mente especialmente sensible a las emociones y que hace arder a quien tiene miedo. Los creadores fueron Gerry Conway y Gray Morrow. Conway y Len Wein, guionista de La Cosa del Pantano de DC, compartían apartamento en esas fechas, por lo que quién copió a quién, o si fue una pura casualidad es algo que aún se discute hoy en día.
La segunda historia del Hombre-Cosa fue dibujada por Neal Adams y acabó metida con calzador en un número de Ka-Zar. El auge de los títulos de monstruos de la época provocó que se le dieran unas páginas en la antología Fear y tras algún tiempo consiguió colección propia. En España algunos de estos episodios aparecieron de complemento de los primeros títulos del volumen 2 de Vértice y más tarde en una prácticamente inencontrable colección propia.
Fue en Fear/Man-Thing donde Steve Gerber uso el enfoque que considero idóneo para un personaje sin vida propia, sin mente, vacío: centrarse en las vidas de seres humanos normales y en cómo el encuentro con el Hombre-Cosa se las cambia. Gerber estaba especialmente interesado en experimentos narrativos y en transmitir mensajes de corte progresista, de ahí que usase una temporada como némesis del protagonista a un constructor reaccionario llamado Franklin Armstrong Schist (F.A.Schist, ¿lo cogéis?). Gerber creo para la colección a Richard Rory, un joven hippioso que pulularía por toda colección que tocara Gerber, un personaje que acabaría en la cárcel por un crimen que no había cometido, por cierto. Gerber escribió historias del personaje para otros magazines en blanco y negro, alguna en forma de relato, y ya en los ochenta un serial para la antología Marvel Comics Presents.
¿Qué nos encontramos en la película del cómic? Poquita cosa, la verdad, ya que el Hombre Cosa es reconvertido en una especie de Cosa del Pantano sin conciencia. Su poder flamígero desaparece y es sustituido por un control del mundo vegetal. Su actitud relativamente tranquila es sustituida por la de monstruo carnicero. No sé si les compensa mucho a los de Marvel que conviertan a sus héroes en asesinos pero ellos sabrán...
Hay guiños para los seguidores de la etapa clásica del cómic, el más importante es el uso de los nombres de tres de los autores del cómic más destacados para tres personajes: Mike Ploog, el mejor dibujante que tuvo Man-Thing, para un fotógrafo cretino (que en la versión doblada lo bautiza como COSA DEL PANTANO, el traductor había oído campanas o el guionista tenía el día gracioso); Val Mayerick, dibujante de los números de la primera aparición de Howard, el pato, para un forense interpretado por Brett Leonard, director de la película y responsable de esos dos bodrios llamados Virtuosity y El cortador de césped; y Steve Gerber para un guardia de seguridad racista (seguro que le habrá hecho mucha ilusión al verdadero Gerber).
Schist aparece en la película convertido en Fred Schist pero se mantiene al menos el chiste en cierta medida ya que el emblema de su compañía recuerda poderosamente la bandera nazi. Y, para no variar, sale Stan Lee aunque esta vez sólo sea en forma de fotografía de uno de los desaparecidos en el pantano. Probablemente porque fue rodada en Australia.
La película está rodada con dos duros pero no lo aparenta demasiado ya que casi todo sucede en un pantano y con algo de agua y cuatro plantas ya tiramos. La fotografía es interesante, mñas que digna. La historia de amor nos la trae al pairo. Los efectos son de baratillo siendo más eficaces la visión subjetiva del Hombre-Cosa o las escenas aceleradas de la naturaleza para crear mal rollo que los momentos en que aparece y donde canta lo ajustado del presupuesto. Hay algo de gore, un par de tetas y un culo (¿la primera vez que hay desnudos, aunque sean breves, en una adaptación de un cómic Marvel?) y el guión hace aguas al final, mezclando a un Ted Sallis convertido en indio, el nexo de las realidades del cómic y una miniplanta extractora de petróleo en la parte más inaccesible del pantano (¿?). Un cóctel bastante indigesto y es una lástima porque con un poco de limpieza estoy convencido de que el guión hubiera podido ser mejor, más fiel y más resultón.
El guionista de Man-Thing está anunciado que vaya a ser el responsable de la adaptación fílmica de Werewolf by Night.
Esto sí que me da miedo.