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jueves, septiembre 22, 2005

Dolmen 117


Estos últimos días no he escrito mucho porque andaba corrigiendo el Dolmen 117. En este número los lectores podrán encontrar:
-Artículo sobre los últimos acontecimientos en Green Lantern por David Hernando.
-Artículo sobre Solo, la colección de DC protagonizada por dibujantes, por un servidor (por fin me he animado a escribir algo más largo que una reseña).
-Artículo sobre la última colección de Marvel Team-Up por David Hernando.
-Artículo sobre lo que ocurrió en las décimas Jornadas del cómic de Avilés 2005 por Vicente García (con algo de ayuda de un servidor).
-Entrevista a J. Mª Berenguer por Koldo Azpitarte. Esta va a ser la primera de una serie de entrevistas a editores que tenemos en marcha.
-Dos secciones de humor: la de David Ramírez y, de nuevo, la de Ricardo Peregrina.
-Las secciones habituales: noticias, reseñas, Han dicho, But I digress (un pupurri), listado de novedades y correo.
¡Proximamente en su librería especializada más cercana!

Adam Strange: regreso a la space opera


Cuando se anunció la serie limitada de ocho números de Adam Strange escrita por Andy Diggle y dibujada por Pascual Ferry, dudé si comprarla YA o si esperar al recopilatorio. Porque tuve clarísimo que iba a haber un tomo en muy poco tiempo.
Y es que el aspecto general, el dibujo y color, era de las cosas más atractivas que he visto en mucho tiempo.
Preferí esperar.
El otro día me llegó el tomo en cuestión y ayer conseguí rapiñar el tiempo necesario para leerlo como se debe.
Me lo pasé en grande. Adam Strange: Planet Heist, que es como se titula el tomo, es un gran regreso a la space opera, al serial del continuará, a la aventura espacial, a naves, extraterrestres de todos los aspectos, combates con armas futuristas, a chicas hermosas y a malos muy malos, con un héroe de cartón piedra absolutamente entrañable. El día que este equipo coja Flash Gordon, ahí estaré.
La trama arranca con un Adam Strange náufrago en la Tierra ya que no puede volver a Rann, el planeta donde está su familia, y no sabe por qué. Pronto descubre que el sol de Rann ha alcanzado la supernova destruyendo todo a su paso. Pero al cabo de poco parece que hay algo más tras esta explosión poniéndose a investigar este misterio espacial.
Diggle no me había enganchado nunca como con esta obra. El guionista, dejando aparte una trama que no te aburre en ningún momento y unos diálogos especialmente inispirados en algunos momentos, juega con numerosos personajes espaciales del Universo DC como los Omega Men (especialmente con un Tygorr socarrón como nunca antes lo habíamos visto), los Darkstars (un cuerpo de policía espacial algo redundante en el Universo DC y que gozó de una interesante colección a principios de los 90 con dibujos de Larry Stroman y un novato Travis Charest; los pobres tiene una corta pero importante aparición) o Vril Dox y su L.E.G.I.O.N., además de los Hombres Halcón de Thanagar. Me divirtió ese uso de tanto personaje sin llegar a saturar aunque no pude evitar preguntarme qué haría este equipo con los Nuevos Dioses de Kirby. Después me acordé de que a Ferry lo han quitado de la miniserie de Mister Miracle, lo que no deja de ser una verdadera lástima visto lo visto...
Y es que Ferry ha actualizado el uniforme de Adam Strange de un forma envidiable. Ha mantenido todos los elementos característicos (la mochila cohete, la aleta, la pistola de rayos) pero consiguiendo que no parezca algo sacado de cómics de hace cuarenta años. Ferry se desata como un gran dibujante de ciencia-ficción. Las naves arácnidas o la de los Omega Men, sus extraterrestres, las ciudades de los diversos planetas por dónde viaja Strange no serían iguales a manos de otro dibujante. Además, Ferry destaca en otra cosa: en dibujar a mujeres guapas de verdad. Su Alanna está a la altura de muchos dibujantes famosos por sus figuras femeninas.
Ferry ha tenido, justo es decirlo, un gran aliado en Dave McCaig, el colorista, quien consigue que el trabajo de Ferry luzca mucho más espectacular de lo que ya es y dándole verdadero volumen a cada viñeta.
Lo único que me molesta es que a Pascual Ferry no hagan más que llamarlo Pascal Ferry en todo el tomo (no sé si es que Ferry quiere que le llamen así a partir de ahora pero lo dudo) y que el final sea demasiado abierto para poder empalmar con la miniserie de la guerra entre Thanagar y Rann.
Poca cosa, vaya, para una lectura tan agradecida.