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sábado, noviembre 29, 2008

El nuevo Bond (o viejo, según se mire)

Cuando se estrenó Casino Royale me quedé con las ganas por falta de tiempo de comentar algunas cosas sobre el entonces nuevo Bond.
Ahora, tras ver Quantum of Solace (AVISO QUE DESTRIPO MUCHOS ELEMENTOS DE ESTA), me gustaría decirlas....
Y no, no es otro comentario tipo Daniel Craig no es James Bond (porque está claro que no lo es, aunque el típo me caiga muy bien y siga pensando que donde estaría clavado sería haciendo de Willie Garvin en una película de Modesty Blaise).
Lo que quiero decir es que durante muchos años han existido dos Bonds: el literario y el cinmatográfico. Y son bastante diferentes. En las primeras películas no se notaba mucho. En Dr No, Bond demostraba su temple permaneciendo sin moverse mientras una araña venenosa se paseaba sobre él. A la mínima la espachurraba con un zapato (un par de golpes, descanso, uno más por si acaso) y luego se iba al baño medio conmocionado (Mike Grell, dibujante y seguidor del personaje opina que se iba a vomitar; es posible). En Desde Rusia con amor, los gadgets eran mínimos. En Goldfinger, el Aston Martin trucado impactó a mucha gente. A partir de ahí, Bond se fue convirtiendo en un superagente casi superheroico, elegante y sibarita.
Pero en las novelas Bond era mucho más cutre, más realista. En una de las novelas se acuesta con un enfermera ¡en el asiento de atrás de un coche cual vulgar adolescente! En otra intentando llegar a una isla sin que le vean haciendo submarinismo es atacado por una barracuda y queda hecho un cristo. Puede beber un whisky, no siempre está con los batido, no agitado.
El mundo nunca es suficiente se estrenó en el 99. Pierce Brosnan interpreta a Bond por tercera vez en la línea de anteriores entregas.
Y llega el 11-S.
En 2002 se estrena Muere otro día. Bond es capturado al principio de la película y encerrado durante unos años. Era una forma de explicar que no hubiera hecho nada para impedir la tragedia real. Pero también le devolvía una cierta fragilidad a 007 que hacía mucho tiempo que no se veía. El James Bond de hasta entonces no hubiera estado encerrado todo ese tiempo. Pero sí el literario original. Los continuos chistes, las frases socarronas de Bond no tienen tanta presencia como en otras ocasiones.
Y se estrena Casino Royale (olvidemos lo que perpetraron John Huston y compañía con ese nombre). Y la gente habla más de Craig que de otras cosas. Como que es una adaptación tremendamente fiel de la novela original (cambiaron el bacarrá original por un tipo de poker descubierto para que la gente lo siguiera mejor y poca cosa más), la primera que escribió Ian Fleming. O que es un reinicio de la serie algo extraño (por un lado M, Judy Dench, sigue, pero por otro aparece Felix Leiter, quien había quedado mutilado en 007: Licencia para matar, en una escena que correspondía a la novela Vive y deja morir, si no recuerdo mal), con un Bond mucho más vulnerable (Bond pierde a las cartas, casi palma de un ataque al corazón, cuando Le Chiffre lo tortura se salva porque viene otro y se lo carga). Y las notas de humor han desaparecido prácticamente.
En Quantum of Solace seguimos recuperando títulos de historias de Ian Fleming, aunque ahora el argumento poco tenga que ver con el original. Pero el estilo se mantiene. Bond pelea sucio, sangra, se despeina, los villanos son mucho más cutres que los superenemigos de muchas de las entregas anteriores (ese general boliviano intentando violar a la camarera). Además se plantean elementos morales muy sorprendentes (esos ejecutivos americano y británico que comentan por separado que si tuvieran que tratar con gente con ética no podrían tratar con nadie). Y para contentar a muchos, hay ya guiños al anterior James Bond: 007 se niega a alojarse en un hotel cutre, vuelve el sibarita. Por no mencionar la chica muerta a lo Goldfinger (y que se llamaba Strawberry Fields, otra de esas chicas de nombres imposibles) o el agente que cae sobre el coche de Greene (villanos con nombres de colores, el Señor White y Greene, curioso) que recuerda una de las escenas de La espía que me amó.
Y el final...
Nunca me he ido.
Y la escena del cañón de pistola.
Muy posiblemente, poco a poco se vuelva al supergente 007. Los gadgets volverán. Moneypenny y Q volverán. El humor tendrá un poco más de presencia. Pero sí creo que cierto grado de control, menos excesos, una violencia más realista se mantendrá. Las tramas serán menos lineales, habrá menos blancos y negros y sí muchos más grises. Tal vez un James Bond para el siglo XXI que mantenga elelementos de todo lo que se ha hecho con el personaje...