Marco Navas es el escultor que ha ido realizando estos últimos tres años las estatuillas que se regalan a los invitados a las Jornadas de Avilés (y que pueden comprar el resto de asistentes). En el 2003 fue Krazy Kat, en el 2004 fue Ignatz y en el 2005 fue Ofissa Pupp. A ver qué hará en el 2006 ya que la trilogía KK está ya liquidada...
Ahora le ha dado por querer realizar estatuillas de personajes de cómic de autores españoles. En los USA lo hacen, en el mercado francés lo hacen, ¿por qué aquí no? La verdad es que una estatuita con la calidad de las de Randy Bowen del Corsario de Hierro o el Capitán Trueno (y amigos), por decir algún ejemplo, me las pillaría...
La primera ha sido, supongo que por amistad con Ángel de la Calle la de su premiada e internacional Modotti.
Os dejo con una imagen que me ha pasado Ángel de la Calle para que podáis haceros una idea de cómo le sientan de bien las tres dimensiones a suversión de Tina Modotti. Era un trabajo complicado ya que el trabajo gráfico de Ángel era muy sencillo y no era nada fácil de trasladar sin que pareciera una cosa muy diferente. Creo que Navas ha conseguido un resultado muy interesante y tengo mucha curiosidad por ver cuáles serán los siguientes lanzamientos...
¡Comics! ¡Cine! ¡Rock! ¡Novela negra! ¡Series de televisión! ¡Lo que me salga de las narices!
martes, enero 03, 2006
Ocean: una agradable sorpresa
Ayer estuve leyendo el recopilatorio de Ocean de Warren Ellis y Chris Sprouse, entintado por Karl Story. Menos mal que me la pedí en tomo porque se nota, y mucho, que está pensada esta obra para dicho formato. Los cortes entre comic-books son tan sutiles que no te das cuenta de dónde están si no te pones a contar las páginas.
A Ellis le gustan las historias sobre la carrera espacial. Ha tratado este tema, en mayor o menor medida, en Orbiter, Ministerio del espacio y ahora en esta Ocean. Ellis dedica buena parte de sus esfuerzos en miniseries como ésta con un ojo puesto en Hollywood, a ver si caen unas ventas de derechos. Esto influye en la narrativa gráfica, cinemascope puro, que parece casi el storyboard de una película. Por no mencionar la descompresión que tanto le gusta usar y que consigue recordarnos en algunas escenas de acción al manga (a la inevitable Matrix, también, aclaro).
¿De qué va? Pues que en la luna de Júpiter Europa se descubre bajo kilómetros de profundidad de hielo un océano lleno de sarcófagos con extraterrestres hibernados junto a un armamento capaz de destruir planetas. Un enviado de la ONU debe supervisar esas armas en secreto, aunque una corporación intentará hacerse por todos los medios con esas armas. Algo de intriga, mucho de ciencia-ficción y algunas notas de humor, una mezcla hábilmente planteada como para pasar un rato dignamente entretenido.
Tal vez me sobra las bromas contra Windows (la corporación maligna se llama Doors), poco sutiles y que distraen de la trama principal. Pero en las relaciones entre los diversos personajes sí hay algunos elementos mucho más trabajados y que piden más atención de parte del lector.
Sprouse por su parte demuestra que es un gran dibujante. Su pasado en Legión de Superhéroes le permitió entretenerse en naves espaciales y todo eso, pero ahora puede trabajar en ciencia-ficción seria y demostrar que en estos años ha aprendido un montón y que es un gran, gran dibujante. El que es un gran dibujante y no lo parece es Michael Golden que entrega unas portadas de lo peor que le he visto en tiempo, poco llamativas o directamente malas.
Si llegan a hacer la película, la iría a ver, eso sí.
A Ellis le gustan las historias sobre la carrera espacial. Ha tratado este tema, en mayor o menor medida, en Orbiter, Ministerio del espacio y ahora en esta Ocean. Ellis dedica buena parte de sus esfuerzos en miniseries como ésta con un ojo puesto en Hollywood, a ver si caen unas ventas de derechos. Esto influye en la narrativa gráfica, cinemascope puro, que parece casi el storyboard de una película. Por no mencionar la descompresión que tanto le gusta usar y que consigue recordarnos en algunas escenas de acción al manga (a la inevitable Matrix, también, aclaro).
¿De qué va? Pues que en la luna de Júpiter Europa se descubre bajo kilómetros de profundidad de hielo un océano lleno de sarcófagos con extraterrestres hibernados junto a un armamento capaz de destruir planetas. Un enviado de la ONU debe supervisar esas armas en secreto, aunque una corporación intentará hacerse por todos los medios con esas armas. Algo de intriga, mucho de ciencia-ficción y algunas notas de humor, una mezcla hábilmente planteada como para pasar un rato dignamente entretenido.
Tal vez me sobra las bromas contra Windows (la corporación maligna se llama Doors), poco sutiles y que distraen de la trama principal. Pero en las relaciones entre los diversos personajes sí hay algunos elementos mucho más trabajados y que piden más atención de parte del lector.
Sprouse por su parte demuestra que es un gran dibujante. Su pasado en Legión de Superhéroes le permitió entretenerse en naves espaciales y todo eso, pero ahora puede trabajar en ciencia-ficción seria y demostrar que en estos años ha aprendido un montón y que es un gran, gran dibujante. El que es un gran dibujante y no lo parece es Michael Golden que entrega unas portadas de lo peor que le he visto en tiempo, poco llamativas o directamente malas.
Si llegan a hacer la película, la iría a ver, eso sí.
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