Con los pelos como escarpias me he quedado cuando he visto esta subasta. Y es que Kevin Eastman, el dibujante y co-creador de las otrora populares Tortugas Ninja, ha decidido vender todos los originales del primer número más una serie de extras. Puede que necesite pasta (uno recuerda cómo se puso a vender originales de su museo, ya cerrado, hace años; entre ellos había algunos preciosos del Arzach de Moebius, por ejemplo) pero lo más probable es que haya decidido que el inminente estreno de la película de animación por ordenador de las Tortugas (el 23 de marzo es el día) es el momento ideal para venderlos por un buen pico...
Más de 72.000 dólares se han ofrecido por ahora y aún no se ha llegado a la reserva.
A ver cómo acaba la cosa...
3 comentarios:
Algo como Las Tortugas Ninjas sólo salen en mercados como EEUU o en Japón.
Con esos dibujos tan poco académicos (y no lo digo por Joso) y con un guión tan surrealista, en España, por ejemplo, estos autores habrían salido con patadas hasta en el cielo de la boca en las editoriales a los que hubiera presentado el proyecto.
La pregunta sería si el hecho de no ser lo típico y acotado de lo que "es y debe ser" es a veces sinónimo de éxito... y es que si a la gente le ofreces tan sólo agua y leche, lo mismo termina por hastiarse, aunque sean los líquidos más sanos.
Dicho de otra forma, Las Tortugas molan por ser diferentes.
Puede, pero también es verdad que a mí las TMNT tampoco me han parecido nunca los mejores personajes del mundo. Pueden tener gracia para una historia pero al final siempre es lo mismo...
¡Ah, y la reserva eran 250.000 dólares del ala!
El problema de la industria es que si vamos a la barra hay tan sólo hamburguesas, croissant, comida china y a lo mejor algún jamón de bellota.
Pero faltan las pizzas, el potaje, el jamón york, el de paletilla, queso, vamos, en el restaurante hay mucho de lo mismo...
Las Tortugas Ninja podría ser un mero bocadillo de mortadela, que queda cutre para comer de primer plato en la boda de un colega, pero si te pilla por la calle con hambre está de muerte.
Y los chefs de por aquí no arriesgan con otro plato. Sólo cocinan lo que a ellos les gusta y se olvidan que si quieres llegar a un público general no te puedes quedar tan sólo con la especialidad de la casa, receta de los 80, traída de Inglaterra para el paladar inglés...
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