El primer texto sobre Modesty Blaise ya lo colgué hace tiempo. Ahora os dejo con el segundo dedicado a la Nancy (Periquita por estos lares) de Ernie Bushmiller por si a alguien le interesa...
A veces pasan cosas curiosas en el mundo del cómic. Una obra puede ser amada o despreciada con la misma intensidad. Un colectivo con pretensiones en las antípodas de un autor se convierte en el máximo defensor de éste. Esto es lo que pasa con la obra de la que hablaremos hoy: Nancy de Ernie Bushmiller, una longeva y exitosa tira de prensa y que desde hace años ha ido despertando sorprendentemente odios y pasiones.
Hagamos, si os parece, antes un poco de historia.
En los años 30 se pusieron de moda las tiras sobre chicas jóvenes algo descerebradas y sus problemas sentimentales. Las primeras fueron Tillie the toiler y Winnie Winkle pero la más importante acabó siendo Blondie de Chic Young, antes de convertirse en la tira familiar casi por excelencia. Otras tiras que siguieron esa línea intentando repetir el éxito fueron Polly and her pals de Cliff Sterrett, que rápidamente pasó el protagonismo a los padres de Polly, y Fritzi Ritz de Larry Whittington, que nació el 9 de octubre de 1922 en el New York World. Fritzi Ritz contaba las andanzas de una chica guapa y soltera que intentaba abrirse camino como actriz.
Cuando Whittington dejó la tira en 1925, le sustituyó Ernie Bushmiller. Bushmiller no pudo firmar su trabajo hasta pasado un año, eso sí. Este autor había empezado como chico de los recados en el periódico (donde pudo conocer a maestros de la tira de prensa de la época) antes de tomar unas clases de dibujo y empezar a publicar pequeños chistes aquí y allí. Después de algún tiempo en la tira se mudó a Hollywood donde trabajó como escritor de gags para Harold Lloyd antes de decidir dedicarse plenamente a las tiras de prensa.
En 1929 Fritzi Ritz consigue sumar la codiciada página dominical a las tiras diarias. El topper, el complemento de la página, es Phil Fumble. Y es en 1933 cuando aparece una sobrina de Fritzi: Nancy. Las historias se vuelven más ambiciosas con sagas que duran un mes, abandonando momentáneamente las tiras autoconclusivas de tipo humorístico, a veces incluso con algún toque dramático. La influencia de Little Orhan Annie de Harold Gray es evidente. Nancy va cobrando cada vez más protagonismo. En 1938 aparece Sluggo, un joven huérfano que vive no se sabe cómo solo en una chabola y que se convierte en el noviete de Nancy. Ese mismo año la serie cambia de nombre y pasa a llamarse Nancy. Fritzi Ritz continuará sólo como página dominical al dejar Bushmiller de trabajar en Phil Fumble (cuyo protagonista a partir de entonces se convertirá en un pretendiente de Fritzi, por cierto).
En Nancy se irían sumando otros personajes: el matón Spike, el rico Rollo, la pánfila Irma o el malhumorado Mr Sputter, pero el peso de la serie en la gran mayoría de casos siguió recayendo en Nancy, Sluggo y Fritzi.
Poco a poco, la serie revirtió a la fórmula del gag diario. Es esta época la más exitosa y memorable. Los gags son simples, tan simples que indignan a muchos que no le ven la gracia pero que funcionan en un sector muy amplio de los lectores de los periódicos. Hace años decidí que más gente come cereales que caviar, declaró en cierta ocasión de forma bastante gráfica Bushmiller. Éste trabaja de una forma harto curiosa: empieza dibujando siempre la última viñeta y luego sigue para atrás. Le interesa que el gag funcione al máximo y este sistema le permite hacer un crescendo perfectamente calculado. Los chistes se sostienen por situaciones, juegos de palabras, gags visuales, humor del absurdo, lo que haga falta.
Esta falta de pretensiones y la engañosa simpleza con la que está hecha ha jugado en contra del reconocimiento que se merece Bushmiller. Sólo en los últimos tiempos ha ido surgiendo la Bushmiller Society, una organización medio secreta destinada a defender al padre de Nancy cuyo lema es Atrévete a ser tonto. Entre sus miembros podemos encontrar a Bill Griffith, el creador de Zippy (algunos recordarán al personaje de los primeros El Víbora). Otros nombres conocidos que han defendido Nancy han sido Art Spiegelman (Nancy es la definición de una tira de prensa), Paul Karasic (escribió un texto titulado Cómo leer Nancy analizando los detalles de una tira concreta para enseñar cómo Bushmiller no dejaba nada al azar y mostrar el trabajo que había detrás) o Jerry Moriarty(el creador de Jack Sobrevive, también en los primeros El Víbora). Como se puede ver autores, digamos, vanguardistas y experimentales son los principales defensores de una tira de prensa popular y despreciada por la crítica. Francamente inesperado y muy de agradecer.
El éxito de Nancy hizo que la Terrytoons (sí, los de los dibujos animados del Super Ratón) le dedicara tres episodios en los cuarenta. Pero más interés tiene el que la Western Publishing empezara a publicar comic-books de Nancy, a veces con reediciones de páginas dominicales, a veces con historias cortas realizadas por autores anónimos que intentaban seguir los patrones de Bushmiller lo más fielmente posible. Estos comic-books tuvieron una edición a cargo de Novaro con el nombre de Periquita de los que algunos se vieron por aquí (y por Argentina, visto una tira de Mafalda).
En 1976 Bushmiller gana el premio Reuben al mejor cartoonist de la National Cartoonist Society de la que era fundador. No pudo ir a recogerlo debido a su progresivo mal estado de salud. Poco después se le diagnosticaría Parkinson. Esto hizo que tuviera que recurrir a ayudantes como Will Johnson para las tiras diarias y Al Plastino, veterano autor en Superman, para las dominicales.
El 15 de agosto de 1982 Bushmiller murió de un infarto pero Nancy seguiría en manos de otros.
Es una lástima que tan poco de este material esté al alcance de los lectores interesados. Kitchen Sink hace unos años publicó varios tomos monográficos por temas (beatniks y vagabundos, arte moderno, etc...) pero a aquellos a quienes les interese Nancy y la obra de Bushmiller en general no deben perderse The Best of Ernie Bushmiller’s Nancy de Brian Walker, un experto en la obra de Bushmiller que al tiempo que hace una amena biografía del autor, recopila un buen montón de las mejores tiras, acompañado de homenajes a Nancy a cargo de Bill Griffith, parodias para Mad por Wally Wood, fotografías, material raro diverso para publicidad o tarjetas de felicitación navideñas... Una gozada.
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