Hace años lei una curiosa anécdota. La cosa iba de un escritor que había visto adaptada al cine uno de sus libros. Un amigo lo visitó y le comentó:
-Vaya desastre que han hecho con tu libro.
El escritor respondió:
-A mi libro no le han hecho nada. Está perfectamente en la estantería.
Saltemos en el tiempo. A este julio pasado, concretamente, en plena Semana Negra de Gijón. Alex de la Iglesia participa en una mesa redonda del cine fantástico español. Allí se presenta Rec (muy simpática, la verdad) y De la Iglesia comenta la adaptación de Los crímenes de Oxford.
A la noche siguiente veo que el amigo Germán Menéndez se ha pillado el libro. Leo un poco de qué va, parece interesante y lo acabo comprando. Me lo leo en un par de días. Es una novela de intriga tradicional, muy cerebral, centrada en unos crímenes matemáticos (el autor de la novela, Guillermo Martínez, es matemático y sabe del tema y cómo hacerlo ameno). Me gusta la idea de aúnar la novela policiaca tradicional con las matemáticas, dos actividades básicamente cerebrales. Espero a ver la adaptación cinematográfica.
Ayer la vi, y exceptuando el trabajo de Leonor Waitling, creo que me gustó bien poca cosa. Puedo aceptar que transformen al estudiante argentino de la novela en americano por razones de mercado y tal pero Elijah Wood me echa para atrás con esa mirada de tacto rectal. John Hurt transforma a un matemático tranquilo, bastante humano, en un egocéntrico, desagradable y antipático y no todo el mundo puede ser House. De la Iglesia mete flashbacks en épocas anteriores (época victoriana, primera guerra mundial) por puro capricho. El final es torpe. La persona responsable de los asesinatos se comporta de una forma grotesca (y entraría a destriparla con detalle pero me abstendré), sólo le falta llevar una camiseta que ponga Sí, soy culpable.
En fin, que menos mal que aún tengo el libro perfectamente en la estantería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario